El sistema tributario dominicano está estructurado mayoritariamente sobre impuestos indirectos, lo que lo convierte en un modelo regresivo porque afectamente proporcionalmente más a los contribuyentes que menos tienen.

De hecho, los impuestos al consumo, que son las cargas impositivas internas aplicadas a los bienes y servicios, aportan alrededor del 60 % de la presión tributaria dominicana.

Y dentro de ese grupo, el Impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) es la figura con mayor peso en el sistema tributario dominicano, aportando alrededor de una tercera parte de la presión tributaria dominicana. Ese impuesto es esencialmente al consumo y por tanto indirecto. Su aporte en los últimos cinco años ha promediado aproximadamente un 4.8 % del producto interno bruto (PIB), período en el cual la presión tributaria ha promediado 13,6 por ciento de la producción nacional. Em el 2023 la presión tributaria fue de 14.2 % del PIB, una pérdida de 0.4 puntos porcentuales con relación al año anterior, dice un informe del Ministerio de Hacienda (MH).

Además del ITBIS, que es el mayor tributo del país, el sistema cuenta con otras figuras indirectas basadas en el consumo, como los impuestos selectivos, los cuales aplican para determinadas mercancías y servicios, como combustibles, bebidas alcohólicas, tabaco y seguros. Esos gravámenes contribuyen anualmente con recursos equivalentes al 2.0 % del producto interno bruto.

Función teórica de los selectivos

Los impuestos selectivos, que según teoría de los expertos son una carga que los Estados establecen no esencialmente para recaudar sino para desincentivar consumo de bienes no esenciales, ya se han convertido en la tercera fuente de captación de ingresos fiscales y en el segundo concepto de impuestos indirectos.

En tanto los impuestos a los ingresos, a las utilidades y a las ganancias de capital, que son el centro de los impuestos directos se han mantenido contribuyendo desde el año 2019 hasta el 2023 en una franja de entre 4.2 % y 5.0 % del PIB.

Otro componente de impuestos directos, el impuesto a la propiedad, mantuvo en cuatro de los cinco año comprendido entre 2019 y 2023 un aporte equivalente al 0.2 % del PIB. La mayor contribución se produjo en el año 2021, con un 0.3 %, según datos del Ministerio de Hacienda (MH), organismo rector de la política fiscal-impositiva.

La diferencia entre un impuesto directo y uno indirecto es que el primero afecta solo al que se le aplica mientras que el segundo es transferible al consumidor final a través del precio del bien o mercancía gravada. El Impuesto sobre la Renta, el ejemplo clásico de impuesto directo, no puede ser traspasado a terceros, mientras que un impuesto aplicado en Aduanas a un artículo importado por ejemplo, es traspasado vía precio al consumidor final.

Según la teoría, hay tres sectores susceptibles de ser tocados con impuestos, que son el ingreso, el consumo y la riqueza. En el sistema impositivo dominicano los dos primeros son los más gravados.
Para el año pasado, la Ley 52-23, que modificó la Ley 366-22 que estableció el Presupuesto General del Estado para el 2023, los ingresos fiscales proyectados para el año ascendían a RD$1,086,799.9 millones y al cierre del ejercicio alcanzaron RD$1,071,873.6 millones, lo que equivalió al 98.6% de la proyección presupuestaria. Este monto representa un incremento del 12.2% en comparación con el año anterior.

Presión tributaria del año 2023 fue 14.2 % PIB

Del total de ingresos fiscales generados, el 90.4%, equivalente a RD$960,021.0 millones, provinieron de ingresos tributarios.

El MH dijo que esa cifra posicionó la presión tributaria en el 14.2% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que supuso una disminución de 0.4 puntos porcentuales con respecto al año anterior. En el Marco fiscal de mediano plazo reconoce que durante 2023, la actividad económica experimentó una desaceleración inicial debido a la ralentización de la demanda interna. Sin embargo, en el segundo semestre, se observó un crecimiento interanual destacado, con un aumento del 4.2% en octubre-diciembre y del 2.6% en julio-septiembre, superando la variación promedio del 1.2% del primer semestre. “A pesar de estos avances, persistían desafíos para alcanzar los ingresos presupuestados, lo que motivó la implementación de medidas administrativas para fortalecer la gestión tributaria y la recaudación. Estos esfuerzos, junto con el crecimiento más dinámico experimentado a finales del año, contribuyeron a un desempeño sólido en recaudación. Un cuadro que soporta el informe dice que en 2019 los impuestos cobrados por el fisco representaron el 13.3 % del PIB de ese año.



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